sábado, 16 de febrero de 2013


El año de la fe y la cuaresma: la oración

Karl Rhaner, un gran teólogo alemán del siglo pasado dijo, un día “el cristianismo del futuro o es místico (manera de unirse a Dios) o no será” La mayoría de católicos no sabemos orar, sabemos rezar (decir oraciones, jaculatorias ,..) todas ellas con un contenido de petición  a un ser superior que difícilmente entendemos como Padre, mientras Él nos quiere hasta dar la vida de su Hijo para nuestra liberación de la desconfianza y de los ídolos; nosotros vamos a la nuestra y “utilizamos  el nombre de Dios en vano”. Nuestro Dios, siempre ha tenido un proyecto en este mundo, donde cada uno de nosotros somos una pieza valiosa, querida y amada.
Muchas personas, aquí y fuera, están sufriendo, el Ev. De las Tentaciones de Jesús desea colocar a Dios en nuestra vida. Hay una frase al  respecto del jesuita alemán Alfred Delp, ejecutado por los nazis: “El pan es importante, la libertad es importante, pero lo más importante de todo es la fidelidad constante y la adoración jamás traicionada”. Benedicto XVI, nos dice: “Cuando no se respeta esta jerarquía de los bienes, sino que se invierte, ya no hay justicia, ya no hay preocupación por el hombre que sufre, sino que se crea desajuste y destrucción también en el ámbito de los bienes materiales”. Cuando a Dios se le margina de la propia vida por asuntos “más importantes”, entonces fracasa nuestra democracia, se potencia la injusticia y el desprecio a las personas. Se ponen cargas onerosas a los ciudadanos y los dirigentes se forran, se convierten en chorizos. La Cuaresma nos llama a poner a Dios en nuestra vida y a hacer desde la comunión con ÉL. Que Él, a trasvés nuestro “nos construya la casa común”.

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