El año de la fe y la cuaresma: la
oración
Karl Rhaner,
un gran teólogo alemán del siglo pasado dijo, un día “el cristianismo del
futuro o es místico (manera de unirse a Dios) o no será” La mayoría de
católicos no sabemos orar, sabemos rezar (decir oraciones, jaculatorias ,..)
todas ellas con un contenido de petición
a un ser superior que difícilmente entendemos como Padre, mientras Él
nos quiere hasta dar la vida de su Hijo para nuestra liberación de la
desconfianza y de los ídolos; nosotros vamos a la nuestra y “utilizamos el nombre de Dios en vano”. Nuestro Dios,
siempre ha tenido un proyecto en este mundo, donde cada uno de nosotros somos una
pieza valiosa, querida y amada.
Muchas
personas, aquí y fuera, están sufriendo, el Ev. De las Tentaciones de Jesús
desea colocar a Dios en nuestra vida. Hay una frase al respecto del jesuita alemán Alfred Delp,
ejecutado por los nazis: “El pan es importante, la libertad es importante, pero
lo más importante de todo es la fidelidad constante y la adoración jamás
traicionada”. Benedicto XVI, nos dice: “Cuando no se respeta esta jerarquía de
los bienes, sino que se invierte, ya no hay justicia, ya no hay preocupación
por el hombre que sufre, sino que se crea desajuste y destrucción también en el
ámbito de los bienes materiales”. Cuando a Dios se le margina de la propia vida
por asuntos “más importantes”, entonces fracasa nuestra democracia, se potencia
la injusticia y el desprecio a las personas. Se ponen cargas onerosas a los
ciudadanos y los dirigentes se forran, se convierten en chorizos. La Cuaresma nos
llama a poner a Dios en nuestra vida y a hacer desde la comunión con ÉL. Que
Él, a trasvés nuestro “nos construya la casa común”.
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