El año de la fe: ser cristiano es orar en lo secreto.
Dios es un Padre que ve en los secreto: “Tu Padre que ve en los secreto te recompensará… Tú Padre que
está allí, en los secreto” (Mt 6, 4.6)
Seis veces apela Jesús en el Sermón
de la Montaña a la expresión “en lo secreto” para referirse al ámbito íntimo de
la acción del Padre. Lo secreto es la intimidad del alma, el núcleo `profundo
del corazón y la conciencia. El Padre está allí, oye y
actúa. En “Lo secreto”, la persona está a solas con Dios. Como dice San Juan: “quien ama al mundo, el amor del Padre no
está en él” (1Jn 2, 15).“Quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en
él” (1Jn 4, 16).
Es un Padre atento: “Tu Padre sabe lo que necesitas antes que se lo pidas” (Mt 6, 8)
Nuestro Padre nos conoce mejor que
nosotros mismos nos conocemos. Las
palabras de Jesús nos enseñan que Dios Padre no se parece a esos padres
terrenos que ignoran lo que les sucede a sus hijos.
Junto a los padres y madres heroicos
y santos que tienen un corazón gigantesco, lamentablemente también abundan los
padres ausentes de sus hogares, o presentes pero tan desatentos a las
necesidades y problemas de sus hijos que parecen floreros de adorno. Abundan
los padres que no sólo se han vuelto incapaces de entrever o adivinar las
preocupaciones, las dudas y las perplejidades de sus hijos, sino que son,
incluso, sordos y ciegos a los problemas que explícitamente aquellos les
plantean
Dios sabe “lo que necesitamos”, por
supuesto, pero eso no siempre coincide con lo que nosotros pensamos necesitar.
Él conoce sin posibilidad de error nuestras verdaderas necesidades (¡algunas de
las cuales nosotros mismos desconocemos o no sabemos expresar!), mientras que
cuando decimos “necesito”, con frecuencia, esta expresión realmente quiere
decir: “creo necesitar” o “deseo”, o “me gustaría”. Dios no responde siempre a
nuestros deseos caprichosos o infundados (aún cuando los pidamos), pero siempre
lo hace con nuestras verdaderas necesidades.
Es un Padre asequible:“Cuando oréis, decid: Padre
nuestro..” (Mt 6, 9-13).
Jesús enseña que nuestro Padre celestial quiere ser interpelado, es decir,
que le pidamos. Y por medio del mismo Jesús nos enseña qué pedir y cómo. El
resumen más perfecto está en el Padre Nuestro. El Padrenuestro nos enseña, ante
todo, que Dios Padre quiere que vayamos a Él y que recurramos a Él en todas
nuestras necesidades. Por eso en esta oración se dan cita todas las cosas que
podemos necesitar: las materiales (resumidas en el pan), las espirituales
(ordenar nuestra relación con Dios, recibir su perdón, aprender a perdonar,
etc.). Están allí compendiadas nuestras necesidades temporales y las eternas
(se pide la salvación, la eternidad, el reinado de Dios). Están presentes los
pecados que precisamos que Dios nos perdone, y nuestro enemigo, el diablo —el
Malo—, de quien es menester ser librados.
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