miércoles, 20 de julio de 2011

XVII domingo del tiempo ordinario.

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PRIMERA LECTURA

LECTURA DEL PRIMER LIBRO DE LOS REYES 3, 5. 7-12



En aquellos días, el Señor se apareció en sueños a Salomón y le dijo:

-- Pídeme lo que quieras.

Respondió Salomón:

-- Señor, Dios mío, tú has hecho que tu siervo suceda a David, mi padre, en el trono, aunque yo soy un muchacho y no sé desenvolverme. Tu siervo se encuentra en medio de tu pueblo, un pueblo inmenso, incontable, innumerable. Da a tu siervo un corazón dócil para gobernar a tu pueblo, para discernir el mal del bien, pues, ¿quién sería capaz de gobernar a este pueblo tan numeroso?

Al Señor le agradó que Salomón hubiera pedido aquello, y Dios le dijo:

-- Por haber pedido esto y no haber pedido para ti vida larga ni riquezas ni la vida de tus enemigos, sino que pediste discernimiento para escuchar y gobernar, te cumplo tu petición: te doy un corazón sabio e inteligente, como no lo ha habido antes ni lo habrá después de ti.



SALMO RESPONSORIAL

SALMO 118



¡CUÁNTO AMO TU VOLUNTAD, SEÑOR!



Mi porción es el Señor;

he resuelto guardar tus palabras.

Más estimo yo los preceptos de tu boca

que miles de monedas de oro y plata.



Que tu bondad me consuele,

según la promesa hecha a tu siervo;

cuando me alcance tu compasión,

viviré, y mis delicias serán tu voluntad.



Yo amo tus mandatos más que el oro purísimo;

por eso aprecio tus decretos

y detesto el camino de la mentira.



Tus preceptos son admirables,

por eso los guarda mi alma;

la explicación de tus palabras

ilumina, da inteligencia a los ignorantes.



SEGUNDA LECTURA

LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS ROMANOS 8, 28-30



Hermanos:

Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los que ha llamado conforme a su designio. A los que había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito de muchos hermanos. A los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó.



ALELUYA Cf. Mt 11, 25



Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has revelado los secretos del reino a la gente sencilla.



EVANGELIO

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 13, 44- 52



En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:

-- El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra. El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Entendéis bien todo esto?

Ellos le contestaron:

-- Sí.

Él les dijo:

--Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo..
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