miércoles, 27 de julio de 2011

Dadles vosotros de comer.

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            Cuando se produce hambruna en un territorio es porque aquellas personas que la padecen llevan mucho tiempo sin comer. Esto es lo que está pasando en el llamado cuerno de África: Somalia, Etiopia,Yibuti, Eritrea. Es una zona de gran inestabilidad política, económica y social, con continuas guerras tribales. Se trata de una región que reviste particular interés para las potencias europeas y los EE.UU. por su localización estratégica, ruta obligada de los barcos petrolíferos y de mercancías. Lo que interesa es el transporte marítimo, el territorio que no tiene riqueza subterránea y sus habitantes no interesan.

       Las llanuras de Somalia y de Yibuti padecen una aridez extrema y sequías frecuentes, hace dos años que no llueve. Esto se debe a que los vientos de los monzones tropicales que aportan lluvias estacionales al Sahel y a Sudán soplan desde el Oeste, de manera que cuando llegan a Yibuti y Somalia ya han perdido la mayor parte de su humedad. El llamado Cuerno de África cubre aproximadamente 2.000.000 km² y está habitada por cerca de 100 millones de personas y su actividad es fundamentalmente agrícola, pero si no llueve, no hay cosechas y si no hay cosechas no se come.  Es una población joven, con muchos niños pequeños mal alimentados y con falta de alimentos que mueren en alto número cada día.  Somalia no tiene gobierno, ni estructuras administrativa, está en manos de piratas y Alkaeda. La ONU, la FAO y las grandes potencias conocen la situación de hambruna pero no hacen nada para eliminarla. Sólo interesan que por el mar Rojo pasen los barcos de transporte de petróleo y para ello se han enviado flotas de diversos países, entre ellos España,  pero el territorio y la población no interesan.

       En el fragmento del evangelio de hoy, los discípulos son conscientes que aquella gente que sigue a Jesús está hambrienta y así lo comunican. La respuesta de Jesús es clara y concisa: “dadles vosotros de comer”. No huyáis de vuestra responsabilidad, implicaros y aportar todo lo que podáis.

       Las cosas se complican porque una hambruna no se combate con alimentos, las hambrunas se combaten con hospitales y centros médicos que vayan posibilitando que los estómagos cerrados vayan aceptando líquidos cada poco tiempo para pasar, cuando sea posible a sólidos. En esta situación sí que podemos poner nuestros cinco panes y dos peces; mientras tanto son los organismos internacionales, la FAO que tiene ese cometido, los que han de actuar. Somos capaces de invadir territorios con gastos de miles de millones en armamento y soldados, fundamentalmente porque en el subsuelo hay petróleo y abandonamos a su suerte unos seres humanos indefensos que se mueren de hambre y viven apiñados en campos de refugiados porque su misma gente los mata. Hechos como estos remarcan la mentira del porqué la invasión de Irak y Afganistán. No interesa la población interesa sus riquezas y la seguridad que proporcionan.

       Son momentos de gran solidaridad, entre nosotros y con los hermanos del mundo, escuchemos a Jesús. ¡Seamos creyentes!
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