lunes, 21 de diciembre de 2009

Feliz Navidad 2009.

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Si nos acercamos al evangelio del nacimiento según San Lucas (2, 1-20), con un corazón limpio, descubriremos que la gloria del natalicio del Hijo de Dios no es para el César, ni para las autoridades civiles o religiosas de la época, es para los que viven a la intemperie, los pastores. La Buena Noticia es para ellos, gente despreciable a los ojos de los bien pensantes
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Estos personajes desconocidos son, para nosotros, el símbolo de toda la gente que espera salvación y justicia. Es junto a ellos que hemos de trabajar para construir un mundo nuevo. Hemos de ser conscientes que en este mundo de magnates, millonarios, guapos, famosos y poderosos, la mejor Noticia continúa siendo para los pobres: Así lo manifiesta el ángel:
“No temáis, porque vengo a comunicaros una buena nueva que será motivo de alegría para todo el pueblo: hoy os ha nacido en la ciudad de David un salvador, que es Cristo Señor. Lo reconoceréis en esto: hallaréis un niño recién nacido, envuelto en pañales y acostado en un pesebre.” (Lc 2,10-12)
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Cuando nuestros ojos están siendo deslumbrados por las luces que adornan calles y escaparates, cuando nuestros oídos están siendo acosados por la propaganda agresiva y engañosa, cuando se nos llama a consumir porque así salvaremos la situación económica,.. se nos hace difícil descubrir esta señal que se encuentra en la penumbra de los pequeños y escondidos, en medio de la sencillez de la gente que duerme a la intemperie, que no recibe ningún ingreso, que hace colas para recibir alimentos, para entrar en los comedores sociales o para ser recibidos en los despachos sociales. Hemos de recurrir al evangelio para no perder la señal. Y, ¿qué encontramos?
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Encontramos una familia perseguida (primero por el emperador que quiere incrementar sus impuestos y obliga a un desplazamiento forzoso; una familia que es obligada al exilio si quiere salvar a su hijo); encontramos, también, a un niño en pañales y acostado en un pesebre, una cuadra de animales, lugar indigno para un parto, … la solidaridad de unos pastores que viven a la intemperie y que se acercan para ayudar.
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Cualquier informe de Cáritas o de las ONG’S solidarias, afirmarían hoy la existencia de muchas situaciones parecidas. En esta época de globalización, si recordamos que José y María no fueron acogidos en el hostal y el nacimiento de Jesús en la pobreza de una cueva, sintonizaremos inmediatamente con el informe de la ONU sobre la distribución de la riqueza en el mundo. La familia de Belén entró en los 4.000 millones de seres humanos que hoy viven en la pobreza. Dios continúa naciendo en medio de la miseria del mundo para animarnos a luchar para que nadie más tenga que nacer en una cueva de animales o a la intemperie.
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Animándoos a que nos unamos en esta lucha, os desea una Santa Navidad’2009, vuestro amigo
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Gregorio Manso.
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