sábado, 5 de diciembre de 2009

Advent.

.
.
Durante esta segunda semana de Adviento, somos llamados a potenciar nuestra conversión para la misión que se nos encomienda: “Allanar el camino al Señor” para que “todos puedan ver la salvación de nuestro Dios”. Deberíamos pensar en qué hemos de mejorar, qué hemos de rectificar, qué hemos de cambiar para que Dios y los hombres y mujeres de nuestro tiempo puedan encontrarse y disfrutar del encuentro. Como discípulos hemos de optar por ayudar en la fe, antes que por la adhesión a la religión: posibilitar el encuentro con el Señor, antes que sometimiento a ritos y normas. En nuestras latitudes, para muchos, Dios está oculto y encubierto por toda clase de prejuicios, dudas, malos recuerdos de infancia o experiencias religiosas negativas. ¿Cómo descubrirlo? Lo importante no es pensar tanto en la Iglesia, los curas, la misa o la moral sexual. Lo importante es abrir el corazón al Dios vivo que se nos revela en Jesucristo. Dios quiere encontrarse con sus hijos, lo desea. Pero para encontrar a Dios hay que bajar al fondo del corazón, a Dios se le descubre dentro, siempre acompañando, siempre protegiendo, siempre animando. El ¿cómo se llega aquí? Cada uno ha de hacer su propio recorrido. Lo importante es no perder el deseo humilde de Dios. Quien sigue confiando, quien de alguna manera desea creer es ya “creyente” ante ese Dios que conoce hasta el fondo el corazón de la persona.
.
.

No hay comentarios: