sábado, 25 de febrero de 2012

Potenciar la oración.

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Empieza la Cuaresma, potenciemos la oración





       Es significativo que el Espíritu Santo, cuando baja sobre Jesús el día de su bautismo, lo primero que hace es conducir a Jesús al desierto para que pueda decidir en  soledad y sin nada exterior que le distraiga por dónde va a orientar su vida, ¿qué va a hacer? Jesús dedicará 40 días a dialogar con el Padre, desde los desafíos de la realidad, a hacer oración.

       Y ¿qué es hacer oración? Utilizaremos para la reflexión algunos fragmentos de una homilía de San Juan Crisóstomo, dice: “La oración, el diálogo con Dios, es el bien más alto, porque construye una comunidad, una unión con él…. Hablo de la oración que no es sólo una fórmula, sino que se realiza en el corazón, que no se circunscribe a un tiempo determinado y a intervalos de algunas horas, sino que, día y noche, está en actividad incesante.

Porque es necesario que tengamos la mente en Dios no sólo cuando nos dirigimos a él en la oración, sino también cuando nos dedicamos a otros asuntos, como es el cuidado de los pobres o a otras obras útiles de misericordia: hemos de mezclar deseo y recuerdo de Dios.”

La oración es expresión de la confianza total en Dios y  desear estar en comunión perfecta con Él todos los días y momentos de la vida

       “La oración es la luz del alma, un conocimiento auténtico de Dios; es un puente entre Dios y el hombre. … Es que la oración resulta ser una mensajera venerable: alegra el cuerpo, y es reposo del alma. Cuando digo “oración” no creas que estoy diciendo “palabras”. La oración es un desear a Dios, es una piedad inefable no completada por hombres, sino emanada de aquella gracia divina de la cual San Pablo, nos dice: “El Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza, pues nosotros no sabemos orar como es debido, y es el mismo Espíritu el que intercede por nosotros con gemidos inefables” (Rm 8,26).

La oración es un desear disponerme para Dios (aquí estoy Señor, para hacer tu voluntad), agradecer la vida, la salvación y todo lo que nos ha dado; desear que el Espíritu nos ayude a descubrir nuestra vocación en la construcción de la humanidad según los planes de Dios.

       “Si tu quieres, nos dice, hacer una copia del original (que es Jesús), pinta de modestia y de humildad el corazón de tu casa, hazla resplandecer con la luz de la justicia, manifiéstala con las buenas obras,... Prepara para tu Señor una casa bien acabada, recíbelo en ella como si fuera un palacio regio y espléndido; así poseerás a tu Señor por el don de su gracia, como una imagen ya colocada en el templo de tu vida.”

La oración es vaciar y limpiar el corazón de otros intereses y pedir que nuestros actos y dichos estén amarados de la voluntad de Dios



       ¿Qué son las tentaciones? Que alguien o algo quiere ocupar mi corazón potenciando en mí una actitud de protagonista y señor de personas y cosas, utilizando mis capacidades para manipular, mandar y oprimir. El tentador quiere echar a Dios del corazón del creyente, vaciarlo del Espíritu Santo y llenarlo de intereses particulares, despreciando a los hermanos; quiere marginar de mi vida el Padre de Amor y Misericordia. Quiere cortar en mi vida toda posibilidad de ver al otro como hermano  y convertirlo en enemigo y contrincante, sacando de mi vida toda opción por la verdad, la justicia y la misericordia. Destacando que el poder, el dinero y la gloria son más valiosos que cualquier gesto y acción de humanidad. Si queremos corregir, convertirnos, nos hemos de  fijar en el Maestro y Señor, su corazón sólo para Dios y su dedicación sólo al bien de los hermanos. Esta decisión, tendrá sus consecuencias: felicidad interior, oposición de los poderes del mal. Deseo que a lo largo de la Cuaresma tengamos tiempo para meditar y, así, salir de ella con el convencimiento que hemos de gastar bien nuestra vida.

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