sábado, 4 de febrero de 2012

Formación a los discípulos.

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Jesús, empieza la formación de los discípulos: Para curar, he de experimentar que yo he sido curado.



Al salir de la sinagoga, Jesús se fue inmediatamente a casa de Simón y de Andrés,.., la suegra de Simón estaba en la cama con fiebre. Le hablaron de ella, y se acercó, la cogió la mano y la levantó. La fiebre desapareció y se puso a servirlos.

        Una de las primeras cosa que aprenden los discípulos es que su actividad no ha de quedar encerrada en el ámbito religioso, sino que han de salir de la sinagoga para realizar su misión que abarca a todos los hermanos, sea cual sea su situación. La familia, la casa, la comunidad doméstica es un lugar idóneo.  Se ha de ir sin miedo y en actitud de servicio. Han aprendido que la primera curación de Jesús se realiza “cogiéndole la mano a una enferma y ayudándola a salir de su postración”, está es misión de los discípulos, saltándose incluso la normativa religioso-legal que quien toque a alguien con fiebre, pasa a ser impuro. Eso no importa a Jesús, lo que importa es ponerse en contacto con el sufrimiento humano. Acercarse al dolor sin palabras altisonantes, ofrecer la mano para levantarse de las situaciones más difíciles. El evangelista está diciendo a su comunidad y nos dice a nosotros que Jesús nos ofrece su mano para curarnos y liberarnos de nuestras fiebres: envidias, prepotencia, rutina, pasotismo, egoísmo, pasividad,… La respuesta de la suegra de Pedro fue, agarrarse a esa mano tendida, curarse y ponerse a servir. Con ello se nos está indicando que menos quejas, que aceptemos la mano de Jesús y nos pongamos a servir a las gentes.

        Al saber esto, “las gentes le llevaron todos los enfermos y endemoniados y Jesús los curó y liberó”. Los discípulos hemos de saber que si queremos ser sanadores, como Jesús desea, lo primero que hemos de experimentar es que hemos sido sanados y curados. Y, también, que es Dios quien ama, sana y perdona a tod@s incondicionalmente, con esta experiencia y convicción Jesús va a sus hermanos necesitados de curación. Las gentes nos necesitan, están sufriendo mucho, nuestra cercanía e interés por todos nos ayudará a descubrir su situación. Jesús, también curó endemoniados, es decir “desdemoniza” al ser humano, libera a la persona de culpas y temores, asegura que el ser humano está rodeado de la ternura de Dios. Jesús humaniza, acoge, consuela, devuelve la dignidad y la alegría y hace del postrado y limitado un servidor y un caminante junto a Él.

        El éxito, en estos primeros momentos, es apabullante, pero Él sólo quiere servir al Padre, por eso se va al retiro y oración, para no instalarse en el éxito, sino continuar llevando el Amor del Padre a otros lugares. Hoy nosotros somos Cristo. ¿Qué aprendemos de este pasaje? ¿Qué necesitamos para servir como han de servir los discípul@s? ¿Lo que hacemos es nuestra obra, o la obra de Dios?

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