sábado, 29 de diciembre de 2012


El año de la fe: El Hijo de dios nació en una familia.
La familia de Nazaret: El evangelio de hoy nos habla de unos episodios de la vida de la familia de Jesús. El primero es la peregrinación: Los padres enseñan a cumplir al Niño la dinámica de su fe, tres peregrinaciones al año a Jerusalén para dar gracias a Dios. La peregrinación expresa que Israel sigue siendo el pueblo de Dios en marcha, un pueblo inacabado que recibe su identidad y su unidad siempre del encuentro con Dios en el único templo, para el pueblo judío, donde Él reside. La Sagrada Familia se inserta en ese rio que forma la gran comunidad de Israel que camina hacia su encuentro con Dios. De la peregrinación destacamos: el buen ambiente, el compartir y la libertad y confianza que dan al Niño, que ocasiona el sufrimiento posterior al no encontrarlo. Por otro lado como Jesús ya va asumiendo su misión: Mostrar el rostro amoroso de Dios, rectificando y aportando nuevas perspectivas en la discusión de los Maestros de la Ley (los doctores). Cabe destacar, también, el diálogo Madre e Hijo, una vez que lo encuentran, después de tres días de sufrimiento por parte de los padres. Mientras estos manifiestan su queja por lo que les ha hecho sufrir, Jesús expresa ¿Por qué me buscabais? ¿No he de estar en la casa del Padre, en las cosas del Padre? Jesús, en cierta manera tiene razón, ellos le están introduciendo por ese camino y Él manifiesta que su padre es Dios y no José; con el Padre dialoga y a Él dedica su tiempo. ¡Puede expresar con mayor claridad que es Hijo de Dios!.... A su madre le causa  sorpresa, no entiende, pero guarda y medita. Cuando vuelven a casa: obedece y crece como un buen hijo. Sus padres están atentos, meditan, van haciéndose discípulos.


Nuestras familias:  El tema es complicado por la realidad variopinta que se presenta a nuestros ojos. ¡Lejos de mi juzgar! No es mi misión. Me gustaría saber aportar esperanza. Nuestras familias sufren porque hay amor dentro e injusticia  social fuera. Nada es fácil, pero la oposición y falta de respeto del exterior minan las voluntades más decididas. ¡Si no contamos con el Padre no tendremos arrestos para luchar por aquello que un día con ilusión decidimos! En el mes de abril será bautizada una niña  que está viendo como sus padres rezan cada día y, también, en el momento de las comidas; cuando eso hacen, la niña junta las manitas y se pone en actitud de orar. Estos padres, como a Jesús, están enseñando a su hija a relacionarse con Dios. ¿Nuestras familias no lo pueden hacer, también? Posiblemente es falta de fe; una fe muy poco trabajada y que poco a poco nos hemos ido despegando de Dios y hemos ido perdiendo el rumbo y como el ambiente, como la mar, es bravío, nos faltan fuerzas para mantener el timón y cuando más unidos debemos estar, para juntos superar los momentos de tempestad, resulta que unos se marean, otros se tumban en el camarote, otros se atan con unas cuerdas, nadie achica agua, el barco se va hundiendo, el timonel no tiene fuerza y el barco va a la deriva. Empiezan las quejas, los gritos, la desesperanza; se había zarpado con un inmenso deseo de felicidad, de alegría y con ganas de afrontar el futuro fuera el que fuera y de repente todo parece irse por la borda, se ponen el chaleco salvavidas y sálvese quien pueda. La buena convivencia y la alegría se rompen.

        La familia es lo mejor que tenemos. Admiro a los abuelos que, ahora que podían descansar, después de años de trabajo, se cuidan de sus hijos y de sus nietos, que saben compartir pensión y piso si el desahucio llamó a la puerta de sus hijos. Admiro a los padres que luchan en silencio buscando trabajo, que saben explicar a sus hijos la mala situación económica familiar, que no se rinden, que intercambian papeles, uno a la casa y la mujer a trabajar aunque sea en tareas humildes. Admiro a los hijos que son comprensivos y solidarios.
        Critico, por no decir desprecio, a los dirigentes políticos que con sus decisiones están cargando fardos insoportables sobre las gentes sencillas y humildes de nuestros barrios. Los critico porque teniendo toda la información, no formaron, ni prepararon en las épocas de vacas gordas y ahora son capaces de abandonar a su suerte y con cargas insoportables a quien no puede: Becas de comedor, tasas sobre las medicinas y las enfermedades, descontrol y ayuda a los bancos, les permiten engañar y robar a las gentes; control de pensiones,…, eliminación de derechos conquistados,..,  incremento de la beneficencia.

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