domingo, 10 de junio de 2012


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La fiesta del Corpus Christi



            Podemos decir que es una fiesta tardía dentro de nuestra historia litúrgica. El movimiento se inicia en Holanda en el siglo XIII, donde una religiosa carmelita tuvo un día una visión del sol con una mancha negra, con el tiempo se le fue revelando que esa mancha negra significaba que faltaba dentro del calendario litúrgico una fiesta dedicada al Cuerpo y la Sangre de Cristo. Ella manifiesta esta revelación que ha tenido, lo comunica a su comunidad y otra religiosa se une a su llamada. Deciden comunicarlo al Obispo de la diócesis y este se entusiasma, implantando en su diócesis una fiesta dedicada al Cuerpo y la Sangre de Cristo, es una fiesta litúrgica, centrada en la Eucaristía y sin procesión. Este obispo pasará con los años a ser Papa y siendo papa extiende a toda la Iglesia una fiesta litúrgica dedicada al Cuerpo y la Sangre del Cristo. En España es muy bien acogida en las diócesis del sur y poco a poco fue potenciándose hasta llegar a ser una de las fiestas más populares de España, se añadió la Procesión y a la procesión la participación de todos los estamentos de las ciudades. Es en Barcelona donde se organizó la primera procesión eucarística. Las procesiones se inician con el “copón” y, con el tiempo, se pasa a la custodia que es como un torre que posibilita que los fieles puedan ver la sagrada forma. Las gentes acogen al Señor con flores, pétalos de rosas y adornando sus casas, después se pasó ha hacer alfombras de flores, el palio y altares para acoger al Santísimo.



        ¿Qué representa el Santísimo en la calle? Significa el Señor resucitado, vivo y actuando a favor del pueblo. En principio no había imágenes del resucitado, son muy recientes y el domingo de Pascua, para celebrar la resurrección del Señor se realizaban procesiones. Quizás muchos recordaréis la imagen de la Dolorosa saliendo del templo al encuentro de su Hijo resucitado, en muchos lugares, como imagen del resucitado, se sacaba el “copón” o la custodia. Y el encuentro llenaba de alegría a la Madre que cambiaba sus ropas negras, por otras de color.



        Hemos de valorar muy mucho el pan eucarístico como presencia real de Cristo resucitado en nuestra historia. Seguramente por eso se quiso celebrar esta fiesta, que es continuación del Jueves Santo, día de la institución de la Eucaristía, donde Jesús se avanza a su muerte y resurrección en aquella Cena con sus discípulos. Al quedar el Jueves Santo dentro del ambiente de Semana Santa quizás no quedaba claro el sentido de resurrección del Pan Eucarístico y por eso se celebra este día, pero sin olvidar la Cena, ambos van unidos y si supiéramos destacar bien un sentido y otro no sería necesario dividirlo en dos.



        El Pan eucarístico es el Hijo de Dios bajado del cielo, que después de pasar su Pasión y muerte, permanece Vivo en medio de su pueblo en el Pan consagrado para alimentarnos y convertirnos en buen pan para el resto de gente que no lo conoce o lo desprecia.



        Démonos cuenta que la fiesta de la Eucaristía siempre nos une al hermano: Jueves Santo es el día del Amor fraterno, Corpus Christi, el día de la Caridad; así, el Señor continua construyendo un pueblo santo que potencia lo que Dios desea: amor, compartir, oración, aceptación del Hijo e interés por el bien del Hermano. Nuestra Ayuda fraterna compartiendo alimentos y nuestra Caritas acogiendo y ayudando a los necesitados son un ejemplo de cómo los cristianos escuchamos la voz de Cristo que, ante el necesitado, nos dice: “dadle vosotros de comer”.

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