lunes, 30 de mayo de 2011

¿Cómo encarnarnos hoy?

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¿CÓMO ENCARNARNOS HOY? ¿CUÁL Y CÓMO DEBE SER NUESTRO COMPROMISO DE MILITANTES HOACISTAS EN ESTA SOCIEDAD?

Con este título, en un artículo mucho más largo, el militante cristiano de la HOAC (Hermandad de Acción Católica Obrera), Francisco González Álvarez, nos ilumina sobre la situación actual y lo que debe de ser nuestro compromiso



“En el ambiente de indiferencia y pasividad en que vivimos no es fácil contestar a esta pregunta, sobre todo a su segunda parte: ¿cómo debe ser nuestro compromiso en la sociedad actual? La HOAC, fiel a su misión, se ha esforzado en contestar a esta pregunta en cada momento histórico que le ha tocado vivir desde su fundación, consciente de lo que representa Jesucristo y el Reino anunciado por Él para los cristianos y militantes comprometidos por su fe. Una prueba de este empeño de la HOAC la tenemos en la ponencia marco desarrollada en su X Asamblea General. En ella se trata el testimonio que la HOAC debe dar en el mundo obrero, creando en sus militantes la conciencia de la situación real del mundo del trabajo, de sus problemas, de la necesidad de soluciones y de la propia liberación del mundo obrero. Los militantes hoacistas han de trasladar esta preocupación al conjunto de los trabajadores y a las organizaciones sindicales. Han de esforzarse para que la Iglesia asuma también esta conciencia implicándose y complicándose en tales problemas obreros. Pero el militante de la HOAC no debe olvidar que esa conciencia obrera ha de estar impregnada del Evangelio que da respuestas profundas y esenciales a las situaciones, iluminando su discernimiento y actuación.

Además, para que estos objetivos sean posibles, hace falta que la HOAC critique y depure los elementos negativos que la cultura dominante está generando, paralizando, en consecuencia, las actitudes, los comportamientos, las estrategias, las reivindicaciones y luchas de las organizaciones obreras y de los trabajadores y trabajadoras. Se hace preciso también el diálogo de la HOAC con las ideologías que hoy permanecen en el mundo obrero, para transmitir esa conciencia de liberación de la que hablamos, para asumir los valores de esas ideologías que sean compatibles con la conciencia cristiana. Finalmente, la HOAC ha de tener como primer y último referente a Cristo, ideal de nuestras vidas, exigencia de liberación para el mundo obrero y la sociedad, creando a su vez en la Iglesia la conciencia de que ha de difundir toda ella este ideal en el mundo. Se nos ocurre pensar que todo ha de hacerse con realismo y humildad conscientes de que nos faltan medios para poder dar respuesta a las exigencias aquí explicadas. Necesitamos de la ayuda de Dios para ser capaces de estar a la altura de los retos que se nos plantean. Sólo así estaremos en mejores condiciones para responder teórica y prácticamente a una pregunta fundamental que nos “trae de cabeza”: ¿cómo encarnarnos hoy?. Sabemos bien que sin encarnación no hay compromiso. En la ponencia marco, La HOAC responde de manera radical con tres exigencias a la pregunta que nos formulamos:

1) Vivir la pobreza evangélica desde la opción por los pobres en el mundo obrero, y para ello vivir pobremente y renunciando a todo lo que nos impide hacerlo. ¿Hasta dónde podemos nosotros militantes diocesanos cumplir esta exigencia?

2) Es necesario conocer todo lo que atañe al mundo obrero: historia, utopías obreras, luchas… haciendo un discernimiento cristiano de todos estos temas, dedicando a esta tarea el tiempo necesario. ¿Qué tiempo empleamos en el conocimiento, discernimiento de los problemas obreros? ¿Y en la actuación?

3) Debemos oponernos desde el Evangelio, la Doctrina Social de la Iglesia y desde la aportación de las ciencias sociales a todo lo que constituya manipulación, explotación y dominio para el mundo obrero. ¿No solemos ser un poco torpes a la hora de responder personal y comunitariamente a esta exigencia?

• EL COMPROMISO.

1) Nuestro compromiso ha de ser realista, adaptado a las posibilidades de cada uno.

2) Ha de ser pluriforme. Las personas que nos acompañan en la vida, el ambiente que nos rodea, las posibilidades físicas, psíquicas, intelectuales y sociales del militante determinan el contenido de nuestro compromiso.

3) Ha de ser personal y comunitario al mismo tiempo. Por el compromiso comunitario orientamos el compromiso personal, y, con este fortalecemos el compromiso de toda la Hoac.

4) Ha de ser un compromiso apostólico, evangelizador, consecuencia del seguimiento de Jesucristo y fruto de una lectura creyente de la realidad y el discernimiento cristiano

5) Que las personas y colectivos destinatarios de nuestro compromiso personal y comunitario puedan crecer en amor, justicia y solidaridad.

6) Un compromiso siempre abierto a hacer más y mejorar lo que nos traemos entre manos.

7) Que, a la vez, nuestro compromiso esté fundamentado en la oración y en la eucaristía, lugares de encuentro con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

8) Que sea un compromiso abierto a aliviar los sufrimientos, angustias y necesidades de las personas y colectivos del mundo obrero.

9) Que sea un compromiso que genere en el militante alegría, y gozo por el bien que se realiza.

A pesar de la enorme significación de la Persona en la que nos apoyamos, Jesucristo, hemos de ser realistas ante los contenidos y exigencias de la tarea que los hombres y mujeres de la HOAC tenemos por delante en la sociedad que nos ha tocado vivir. Sólo, mediante procesos graduales de avance, complementados con revisiones de nuestro compromiso, pueden ayudarnos a ir alcanzando objetivos intermedios conscientes de nuestras limitaciones y de las que nos impone el medio exterior.”




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