jueves, 30 de junio de 2011

Tiempo de reflexión para decidir.

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Tiempo de reflexión para decidir





        Marcos, nos relata en su evangelio, el interés de Jesús por sus discípulos para que no estén agobiados y tomen las decisiones con meditación, nos ha dejado escrito: “Vamos, retirémonos a un lugar desierto para que descanséis un poco, pues eran muchos los que iban y venían y no tenían tiempo ni para comer”. (6,31)

     Jesús comprende que la tarea de aquel que está en actitud de servicio es inmensa, siempre hay algo que hacer, siempre hay alguien que llama a la puerta, siempre queda algo pendiente.  Su preocupación por los discípulos es un signo de que Jesús no quiere que los suyos se conviertan en máquinas de hacer o resolver problemas o situaciones; así se lo expresa a Marta: “Marta, Marta, tú te inquietas y te turbas por muchas cosas; pero pocas son necesarias, o más bien una sola.” (Lc 10,41)

     ¿Qué cosa es la necesaria? Si la descubrimos, tendremos clara la orientación de nuestra vida. En el diálogo con Marta, Jesús le dice: “María ha escogido la mejor parte, que no le será arrebatada.” (10,42) ¿Cuál es esa mejor parte? Si meditamos todo el fragmento (Lc. 10, 38-42), descubrimos que la actitud de María es acoger, escuchar, acompañar a Jesús.

     Jesús se expresa ante los suyos como el camino, la verdad y la vida, como la luz que ilumina la verdad y la mentira de toda vida, como el pan que comido da la vida eterna y la resurrección el último día.

     Conocido esto, los discípulos, ¿qué hemos de hacer? Dedicar tiempo a relacionarnos con Jesús, al estilo de María, acoger su persona, escuchar su palabra, dialogar con Él, dedicarle tiempo. Él, que es la fuente de agua viva, calmará nuestra sed del sentido de nuestro vivir, de cómo orientar nuestra vida.

     En estos días, muchos jóvenes están escogiendo carrera y se están matriculando en la universidad, ¿alguno lo ha hecho desde la reflexión? ¿Alguno se ha apartado y ha escuchado a Jesucristo? ¿Las familias estáis aconsejando y orientando? Forma parte de vuestra misión. ¿Se os ha pasado por la cabeza, decirles que antes de decidir hagan oración y que su futuro lo pongan en manos del Señor Jesús? Al no hacerlo ¿No estamos matando la poca fe? Porque parece que la fe no tiene ninguna incidencia en el sentido de nuestro vivir.  No era eso lo que Jesús esperaba de sus discípulos. Decidan lo que decidan, para esta decisión un creyente, no puede dejar la fe en el armario. Es en estos momentos donde se pone en evidencia la fe de las familias, orientando, la fe del joven, ayudándole a reflexionar y viendo a la luz de la fe hacía qué servicio quiere orientar su vida. Porque un creyente entiende la vida como un don al servicio de la construcción del Reino. Es un grave error, para un creyente, dejarse guiar por las motivaciones mundanas: egoísmo, éxito, dinero, placer. Porque estas motivaciones producirán, en vez de colaboración, competencia, en vez de colaborar con el Señor, colaborar con la sociedad injusta. Supondrá potenciar el “¡sálvese, quien pueda”! en vez “¡aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad¡”. Actuar siguiendo las consignas mundanas que tanto sufrimiento está ocasionado a tanta gente es caer en la tentación que experimenta Jesús, como todos en Mateo 4, 1-11. Animo a tod@s l@s que tenéis que decidir, que os toméis unos instantes de silencio, que entréis en vosotr@s mism@s, acudáis al evangelio y con toda humildad preguntéis al Señor qué debéis hacer para ser constructores de fraternidad. Gracias. Si lo hacéis, cogeréis el mejor camino..
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