viernes, 16 de abril de 2010

Reflexió.

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Nos duele y sé que a muchos de vosotros también, el alejamiento de vuestros hijos y jóvenes de la comunidad de fe. Sin hacer una reflexión profunda en el por qué, de alguna manera responsabilizamos a los propios jóvenes de su marcha y no queremos ver que la marcha es un signo, una señal de que algo no funciona en la Iglesia de Jesucristo.
Si la Iglesia es respuesta a la convocatoria del Resucitado para que su espíritu continúe activo en el mundo sólo caben dos reflexiones: o el Señor Jesús ha abandonado su tarea, se ha cansado de contar con las personas, cosa que contradice el “yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”, o que las gentes han perdido el oído y no escuchan la llamada, cosa que me parece arriesgado aceptar porque nuestra gente manifiesta que está en búsqueda y abierta a todo lo que le parece nuevo. En este momento de novedad por la Resurrección del Señor Jesús, hemos de pensar si nuestra Iglesia sintonía con las necesidades de las gentes y si estamos dispuestos a comunicar lo que supone de Buena Noticia la Resurrección del Señor Jesús.
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