sábado, 24 de abril de 2010

Ens cal reflexionar.

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Me atrevo afirmar que nuestros niños y niñas, que vosotros queréis iniciar en el camino de la fe y que nosotros acompañamos con gusto y agradecimiento a Dios por dejarnos ser formadores y a vosotros por confiar en que lo podemos hacer, están desprotegidos. Esos niños y niñas que han empezado a conocer a Jesús y que les invitamos a que sean sus amigos, por que Él lo es para ellos, no encuentran un ambiente propicio en casa que les acompañe y de testimonio de cómo se ha de ser seguidor de Jesucristo: en casa no se reza, en casa no se bendice la mesa, en casa no se trabaja la Biblia, en casa todo es prioritario antes que la celebración del domingo con la comunidad, mientras tanto nuestros niños y niñas viven en los centros escolares en situación de marginalidad; son pocos los compañeros que se acercan a la catequesis y menos los que hacen la comunión y el otro día uno de ellos interrogaba a su madre ¿Por qué el tenía que ser creyente si todos los de su clase afirmaban que no creían en Dios?. Son niños/as de 9 años y de toda una clase, sólo él ha participado en la catequesis y hará la comunión? ¿Los padres y los responsables de la pastoral no hemos de reflexionar?
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