Feliz Pascua: Gestos.
Los sencillos gestos del Obispo
de Roma, Francisco, están llenando de admiración a la mayoría del orbe católico
y a muchos que no forman parte: Su opción por resaltar el mensaje de Cristo
antes que su mensaje y persona, el inclinarse ante la Iglesia, en su primera
aparición en el balcón vaticano mientras la Iglesia rezaba por él, su sencillez
en el vestido, ni armiño, ni constante estola, sólo cuando es necesaria, el
vivir entre los otros en una casa común dejando el Palacio Apostólico, el ir a
pagar los gastos de la residencia donde estuvo alojado, el no utilizar, para
los desplazamientos, los pomposos coches oficiales, el mencionar y alabar al
Obispo emérito de Roma, Benedicto XVI, el lavar los pies en una prisión romana
de jóvenes (chicos y chicas)…. Está dando un vuelco a la imagen del sucesor de
Pedro.
Este
vuelco lo inicia Benedicto XVI, no sé si consciente o no, pero ha dado un paso
histórico en la vida de la Iglesia, deja de ser el Vicario de Cristo y el Sumo
Pontífice, para ser un Obispo, sucesor de la sede de Pedro y, por lo que
conlleva esta sede, animador en la caridad de todas las iglesias. El gran
teólogo Benedicto XVI, al pasar a ser pastor asume desde la humildad la verdad
de su misión: ser servidor de la Iglesia, entiendo Iglesia como la comunión de
todos los bautizados, no los templos, ni las estructuras. Como todo obispo ha
de escuchar (oración, meditación, estudio) al Señor que, metafóricamente, es el
autentico Señor de las ovejas; ha de conocer las necesidades de las mismas y
buscar los caminos para animarlas, implicarlas y satisfacerlas y conocer lo que
pasa en el redil, estructura que libera o asfixia a las ovejas. Realizó ese
papel, sus escritos, principalmente, son magníficos y nos sorprendió a todos al
anunciar que se retiraba. Démonos cuenta que lo pudo hacer porque en la médula
de sus huesos tenía claro que era servidor, que era obispo; si su concepción
hubiera sido la de Vicario de Cristo y Sumo sacerdote (error histórico), no lo
hubiera podido hacer, tenía que haber muerto en el cargo. Muchos le han
criticado su renuncia porque viven y defienden otros privilegios. Gracias
Benedicto por el gran bien que habéis hecho a la Iglesia y a la humanidad, con
vuestra decisión habéis hecho más fácil el camino del Obispo Francisco; ahora a
él le corresponde seguir la senda iniciada, puede proclamar a los cuatro
vientos que él es el obispo de la sede Romana, sede que inició San Pedro a
quién el Señor le encomendó “Simón, Simón
Satanás os busca para cribaros como al trigo; pero yo he rogado por ti para que
no desfallezca tu fe, y tú, una vez recuperado, anima la fe de tus hermanos” (Lc
22, 31-32).
El
Obispo Francisco está cumpliendo esta misión; como toda misión es dura y por
eso pide que oremos por él. ¡Oremos implorando al Señor su ayuda!
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