viernes, 12 de abril de 2013


 

Feliz Pascua: Contraste.

            Durante la semana se han producido diversas muertes de personas que de una manera u otra han tenido alguna influencia sobre nosotros: José Luis Sampedro, Margaret Thatcher y Sara Montiel. El contraste entre ambos se ha puesto de manifiesto en su entierro: José Luis Sampedro, persona que se dejó captar por la injusticia, dedicó su vida a escribir lo nefasto de un sistema liberal que esclaviza, oprime y margina. Nos enteramos de su muerte cuando ya había sido incinerado, marchó de puntillas, sin hacer ruido, sin molestar, sin homenajes “hipócritas”. Contrasta con Margaret Thatcher, desmontó el estado del bienestar en su país y potenció este proyecto en otros, el liberalismo a ultranza fue su lema y a él se dedicó en cuerpo y alma, suprimió derechos a los ciudadanos e incremento en número de pobres. Ha muerto y todos los liberales l le rinden homenaje, en nuestro país donde abundan mucho, empezando por el gobierno central, ¡Muchos miembros del gobierno han escrito artículos elogiosos a la Thatcher, algunos dándole el título de maestra! El contraste está, a parte de todo lo que hizo en su vida y el sufrimiento que ocasionó a los que menos tenía, en que su sepelio costará 12 millones de euros, una pequeña parte pagará la familia y la otra el gobierno británico, es decir todos los habitantes del país. Cuando Cameron, primer ministro, está recortando en derechos, ¿no le da vergüenza en decantar más de once millones de euros en un sepelio?

     Por otro lado Sara Montiel, nos dejó por sorpresa, su vida fue su vida pero a la hora de su muerte se quiere sacar réditos, muchos han querido estar en primera fila, entre ellos la Sra. Alcaldesa de Madrid, enseguida se apunta el tanto, cortejo fúnebre por el centro de Madrid, calle dedicada, homenaje dentro de unos días. ¿Cuántos euros costará?

     Menos mal que ante Dios cada uno ha tenido que presentarse desnudo y llevando en las manos los frutos de la fraternidad o los látigos con que la combatieron.  El más humilde de todos, José Luis Sampedro, el que murió como un ciudadano normal y que trabajo por la justicia y  por un sistema favorable a todos, empezando por los marginados será, casi seguro, el más felicitado por el Señor Jesús, las otras, especialmente la Thatcher deberá tener muchas razones para defender su comportamiento, tuvo gloria ¿qué tendrá ahora?

     Continuamos igual que en el siglo I, por no irme más allá, el pobre, el pequeño, es el descalificado y muchos ajusticiados por una justicia humana que es mucho más severa, léase, injusta con el solidario, con el que la denuncia, que con el que se aprovecha de ella para despreciar y asesinar al que molesta.

     El tener siempre presente “haced esto en memoria mía” que nos mandó Jesús, nos activa cada vez que nos acercamos a comulgar, porque comulgar es hacer memoria de cómo vivió, qué hizo, que nos dijo y por qué le mataron, “anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven Señor Jesús”. Hacer memoria es recordar que Jesús actuó contra la hipocresía de las gentes de la religión de su tiempo y que amó a los que sufrían por causa de la injusticia y saber, venía de Dios, que esa actuación nefasta sobre un inmenso colectivo de hijos que son los pobres no es obra de Dios y que hay que luchar sin límite, incluso, si es preciso, hasta la muerte. En este gesto es donde se produce la comunión total con el Maestro porque Él lo hizo primero. Tomar conciencia de esa historia, que hemos traído a la memoria durante el Triduo pascual esta Semana Santa, es potenciar nuestro servicio a la voluntad del Padre que se concreta en el bien de los hermanos.

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