sábado, 24 de septiembre de 2011

Esperit mercedari.

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Esperit mercedari



     Pere Nolasc en los primeros años del siglo 13, sintió la necesidad de hacer algo para liberar a los cristianos que la piratería musulmana raptaba de las costas levantinas y catalanas y se llevaba al norte de África para negociar con ellos, si eran ricos, o para utilizarlos como esclavos si eran pescadores pobres. Pere Nolasc era un comerciante de telas y estando en Valencia descubrió el sufrimiento de muchas familias víctimas de la piratería. El sufrimiento le hizo pensar qué podía hacer para liberar a las víctimas y sus familias de semejante atropello.  Empezó poniendo todo su dinero para comprar la libertad de muchos de ellos y buscó amigos pudientes que se prestaran a colaborar con él.  Los encontró y trabajaron juntos pero el sufrimiento no acababa porque los actos de piratería continuaban y se acabó el dinero. ¿Qué hacer?

     Su corazón estaba tocado por el sufrimiento de tantas familias y él no tenía recursos y no sabía qué hacer. En estas circunstancias dice la leyenda que la noche del 2 de agosto de 1218 se le apareció la Madre de Dios y le solicita que transforme ese grupo de amigos solidarios con las víctimas de la piratería, los cautivos, en una orden religiosa y que con la protección de la iglesia y de la corona continúen trabajando para obtener sus objetivos. Ni corto ni perezoso, al día siguiente, Pere se dirigió al Palacio real para explicar su proyecto al rey Jaime I, el conquistador, y se encontró sorprendido que el propio rey había tenido el mismo sueño . La historia certifica que Pere expuso al rey y sus consejeros, entre los que estaba el obispo de Barcelona, Berenguer II de Palou, el proyecto de crear una orden religiosa bajo la advocación de la Madre de Dios con el propósito de liberar cautivos.

     La idea gustó y el 10 de agosto de 1218, con la colaboración de Ramón de Penyafort  se constituyó, en la catedral de Barcelona, la nueva orden, bajo el nombre de Orden de Nuestra Señora de la Merced. El obispo Berenguer de Palou les dio el nuevo hábito blanco y la Regla de San Agustín como norma de vida, y les concedió el símbolo heráldico de la catedral de Barcelona (la Cruz de santa Elena) para que se dedique a la redención de cautivos. Le acompañó Ramón de Penyafort.

Fueron aprobados por el papa Gregorio IX en 1235, dándoles la regla de San Agustín. La nueva orden estaba formada por religiosos y caballeros que recibían la institución canónica del Obispo de Barcelona y la investidura militar del rey Jaime I. Los mercedarios pronunciaban cuatro votos: pobreza, castidad, obediencia y un cuarto voto para el cual debían estar dispuestos a entregarse como cautivos si esta fuera el único medio de cumplir la promesa de liberar a las víctimas de la piratería musulmana.  Los mercedarios, a lo largo de su historia, tienen documentadas que hasta 1779, habían realizado 344 misiones de redención con más de 80.000 cristianos liberados.

        La Virgen de la Merced es patrona de la Diócesis y de la provincia eclesiástica de Barcelona (Diócesis de Barcelona, Terrassa i Sant Feliu). Es un gran don para todos nosotros que nuestro Dios nos haya concedido la gracia de ser testimonio de su misericordia actuando en la liberación de todo tipo de cautividades (personales, sociales, políticas y religiosas). Estamos llamados a potenciar nuestra fe en el Dios misericordioso para poder tener entrañas de misericordia en nuestras relaciones personales y con los demás.

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