¿QUIEN ES JESÚS?
Después de compartir muchos años, algunos, la profesión de fe y asistir,
con más o menos asiduidad, a la eucaristía dominical, hoy Jesús nos pregunta
por nuestra fe y por nuestra vida, no por las apariencias. Es más fácil cumplir
unos preceptos, que en el fondo no alteran nuestra vida, que enamorarse de
verdad y dejar que el Evangelio empape nuestra vida y cuestione incluso
nuestras seguridades. Es más fácil responder de memoria, como un lorito, que
Jesucristo es el Hijo de Dios, que plantearse en serio nuestra fe cristiana.
Raramente somos capaces de renunciar a nuestro dinero o a nuestro tiempo para
construir un mundo más justo y equitativo, o para poner nuestros dones al
servicio de la comunidad. Nos hemos
fabricado una religión a nuestra manera, por miedo a comprometernos de verdad.
Muchas personas se escandalizan y se alejan de Dios al ver cómo vivimos.
¿Seremos capaces de ser de verdad testigos, mártires, de Jesucristo, como
después lo fue Pedro? Para seguir a Jesucristo es necesario que nos neguemos a
nosotros mismos y carguemos con nuestra cruz. Cada uno tenemos la nuestra….
Ya decía un gran pensador, contemplando a los cristianos: “no hace falta
que me digáis quién es Jesús para vosotros;
por vuestra forma de ser y de vivir, los demás lo notarán”. Conformarnos con
respuestas ligeras: “Jesús es mi amigo”, “Jesús nació en Belén” o “Jesús murió
en la cruz”, no es suficiente. Se
necesita una experiencia de encuentro con Jesús, se necesita asimilar y vivir
su amor. El día en que nuestros deseos, actitudes, trabajos e ideales, estén
traspasados por la manera de vivir y la Palabra de Jesús podremos descubrir que
Cristo es, ante todo, el que modela y da esencia a nuestra vida. Comprenderemos las palabras de San Pablo que
nos asegura que nos “hemos revestido de Cristo”. Y eso, no se dice… primero se
vive. Quede hoy en nuestro corazón, para responder de corazón, la pregunta de
Jesús: “Y tú, ¿quién dices que soy yo?” Roguemos al Señor:
Hoy, Señor Jesús, quiero que seas para
mí, ilusión que me empuje a trabajar por tu Reino, fe que me ayude a sentirte
siempre presente, esperanza que me anime en el desaliento, amor que me enseñe a
negarme para dar lo mejor de mí mismo. Amén.
Propuestas para crecer:
No estamos acabados,
estamos en proceso: ser cristiano es,
1.- Aceptar todo lo que Jesús dice y practicarlo: Vivir como hijos de un Padre
bueno, ser hermanos de verdad, tener misericordia, servir y compartir. Amar
hasta la extenuación. Si las palabras de Jesús no tienen, todavía, cabida en mi
vida, lo he de revisar porque no soy cristiano.
2.- Es verdad que los otros
conocen a Cristo a través de cómo nos ven vivir, por tanto hemos de vivir como
comunidad de hermanos: que rezan juntos, que conviven, que comparten sus
bienes, que asisten a la formación y que comen el Pan juntos en una misma Mesa.
3.- Se hace necesaria la revisión personal y comunitaria.
Participar en retiros y ejercicios espirituales es necesario porque allí
escucharemos la pregunta vital: ¿Quién soy yo para ti?
4.- Revisar nuestras
reuniones comunitarias, ejemplo: ¿No sería suficiente una eucaristía dominical?
¿No deberíamos interesarnos y alegrarnos por los bautizos, primeras comuniones
o bodas? ¿Sólo el cura y los familiares han de tener esta vivencia? ¿Por qué no
todos los cristianos/as asiduas? ¿Es de todos o de unos poquitos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario