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Con este domingo acabamos el tiempo ordinario, el domingo siguiente celebraremos, con anticipación, el final exitoso de toda la acción de Jesucristo a lo largo de los tiempos y de todos aquellos que han abierto su vida para que el Señor pueda ir construyendo su Reino. En el Evangelio de hoy destaca la sentencia de Jesús “Cielo y tierra pasarán, mis palabras no pasarán”. Es una llamada-invitación a considerar todo lo escrito en el Evangelio: a leerlo con tranquilidad, a degustarlo porque en el descubriremos al Hijo de Dios que viene a nuestro encuentro en todos los momentos de la vida.
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