domingo, 21 de julio de 2013


LO MÁS IMPORTANTE ES ESCUCHAR A JESÚS

 

            Jesús no se para, camina decidido a Jerusalén, no se hace el remolón, ni se instala: siempre caminando, reponiendo fuerzas en casa de amigos o conocidos, hoy toca Betánia un pequeño pueblo cercano a la Capital, llama a la puerta de unos amigos y las dos hermanas les acogen (se supone que a Jesús y sus discípulos) con dinámicas diferentes: Marta, la mayor, quiere agasajar a los recién llegados con una comida; María, la más joven, lo hace, escuchando, sentada a los pies de Jesús. Es una actitud sorprendente la de María, se aleja de lo normal en su tiempo y sociedad; debería  ocuparse de las cosas de la casa y la cocina y no ocupar la plaza de discípulo, actitud propia de los varones.
 

          El viernes pasado, en la contraportada de la Vanguardia se escribía a toda página: “Las monjas budistas ya no son analfabetas, están doctoradas”. También nosotros durante algún siglo hemos mantenido el analfabetismo bíblico entre los laicos y entre las religiosas, se prohibió leer la Biblia y sí conocer muchas jaculatorias, oraciones prefabricadas que a veces no se acababa de descubrir el sentido. Todo cambió para todos con el Concilio Vaticano II, especialmente con la Constitución Dogmática sobre la Divina Revelación, también conocida como “Dei Verbum” y EL Decreto sobre el Apostolado de los Laicos, donde la Sagrada Escritura es encumbrada al lugar que le corresponde en la formación y misión de todos los miembros de la Iglesia. 

        Marta atosigada y cansada pide a Jesús que ordene a su hermana realizar las tareas que le son propias y han de compartir. “Señor dile a mi hermana que me eche una mano.”

         La respuesta de Jesús es  sorpresiva: “Marta, Marta andas inquieta y nerviosa por tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor parte y no se la quitarán.”

         Jesús no critica el servicio que realiza Marta, sabe que es necesario y que más tarde o temprano tendrán que comer. Sí le dice que lo que hace, aunque sea para el bien del otro no le puede hacer perder la paz. Tanto nervio, tanto ajetreo, tanta esclavitud hacia las cosas no es necesario. Lo importante es la escucha de la palabra de Dios; ha de ser prioritario para todos: hombres y mujeres. Jesús rompe con la exclusividad del discipulado para los hombres, las mujeres también. Marta lo está haciendo bien.

          Este toque de atención de Jesús, nos hace ver que hemos de dedicar más tiempo, un tiempo importante de nuestra vida,  a ejemplo de María, a escuchar y saborear la Palabra de Jesús que encontramos en el Evangelio ¡Que esto es lo más importante y necesario para la vida de una persona! 

          Al aprobarse la Dei Verbum y el Decreto sobre los laicos, la Iglesia de Barcelona ha realizado unos esfuerzos enormes para dar a conocer la Biblia y posibilitar a todos su amor y conocimiento de la Palabra de Dios, las parroquias han sido lugar de llamada. Llamada no siempre correspondida, siempre hay escusas: “No tengo tiempo”; “no sé leer”, “seré un estorbo en el grupo”, etc. ¿Son estas las razones principales, sinceramente, o  es el temor a reunirme y dialogar y rezar con los otros de una manera más personal, saliendo del anonimato? 

          Pensemos: Si el Señor nos ha reunido en Iglesia, en grupo, es para compartir y mutuamente ayudarnos a conocer a Jesucristo en profundidad. ¿No creéis que mientras no demos este paso nuestra iglesia quedará paralizada? 

          El próximo año, volveremos a hacer la convocatoria, meditemos hoy la importancia que da Jesús al trabajo y dedicación al Evangelio en las comunidades, y, también, a la oración. Os animo a dejar la vergüenza a un lado y toda clase de escusas, ¡Jesús nos las tumbará rápidament!

 

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