martes, 2 de julio de 2013

Cómo seguir a Jesús.


CÓMO SEGUIR A JESÚS

 

Jesús camina decidido a Jerusalén. Mientras van de camino, se le acerca un desconocido. Se expresa como persona entusiasmada: ”Te seguiré adonde vayas”. Antes que nada, Jesús le hace ver que la relación con Él ha de ser gratuita, que no espere de él seguridad, ventajas ni bienestar. Él mismo “no tiene dónde reclinar su cabeza”. No tiene casa, come lo que le ofrecen, duerme donde puede. 

Esta aportación de Jesús, y las que siguen nos plantea algunas  cuestiones que nos orienta en la pregunta: ¿Cómo seguirá Jesús? Veamos: 

1.- Por un lado la gratuidad que nos cuesta de aceptar, como al hermano mayor de la Parábola del Hijo Pródigo “reclamamos” un cierto beneficio por haber cumplido durante toda la vida. Esto se produce imposibilita una relación limpia con Jesús y una aceptación del diferente. 

2.- Es posible que el gran obstáculo que nos impide hoy a muchos cristianos seguir de verdad a Jesús es el bienestar en el que vivimos instalados. Nos da miedo tomarle en serio porque sabemos que nos exigiría vivir de manera más generosa y solidaria. Somos esclavos de nuestro pequeño bienestar. Tal vez, la crisis económica nos puede hacer más humanos y más cristianos.

Jesús utiliza el ejemplo de otras personas ante el deseo manifestado de seguirle, así ante la demanda de otra persona que le dice a Jesús que le deje ir a enterrar a su padre antes de seguirlo. Jesús le responde con un juego de palabras provocativo y enigmático: “Deja que los muertos entierren a sus muertos, tú vete a anunciar el reino de Dios”. Estas palabras desconcertantes cuestionan nuestro estilo convencional de vivir.
 

3.- Somos llamados a ensanchar el horizonte en el que nos movemos. La familia no lo es todo. Hay algo más importante. Si nos decidimos a seguir a Jesús, hemos de pensar también en la familia humana: nadie debería vivir sin hogar, sin patria, sin papeles, sin derechos, sin comida. Todos podemos hacer algo más por un mundo más justo y fraterno. Esta misión nos la señala Jesús cuando en Mt. 23 nos remarca “tengo hambre, sed, estoy desnudo, sólo o enfermo” y espera solidaridad, ayuda, visita. Espera una vida de servicio y amor. 

Nos hace otra llamada ante la manifestación de otra persona: está dispuesta a seguirlo, pero antes se quiere despedir de su familia. Jesús le sorprende con estas palabras: “El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios”.  

4.- Jesús, nos clarifica la opción, colaborar en el proyecto de Jesús exige dedicación total, mirar hacia adelante sin distraernos, caminar hacia el futuro sin encerrarnos en el pasado. No hacer como el pueblo hebreo que una vez liberado de Egipto soñaba y deseaba las ollas (la comida) de Egipto. Le importaba más el comer que la libertad conseguida, desde esta perspectiva desprecian a Dios y empiezan a buscar ídolos que les satisfagan sus intereses.
 

Recientemente, el Papa Francisco nos ha advertido de algo que está pasando hoy en la Iglesia: “ Tenemos miedo a que Dios nos lleve por caminos nuevos, sacándonos de nuestros horizontes, con frecuencia limitados, cerrados y egoístas, para abrirnos a los suyos.

 

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