domingo, 17 de marzo de 2013

¡Habemus Papam¡


Notícies

 
 
¡Habemus Papam¡ Con infinita sorpresa, para nosotros, oímos que el nuevo papa era argentino, jesuita y que había escogido el nombre de Francisco. Todo era nuevo. No entraba en las quinielas de los papables. El hasta aquel momento Cardenal de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio salió al balcón central de la Basílica con sotana blanca y una cruz de hierro como pectoral sobre su pecho. Sencillez y humildad como Francisco de Asís, seguramente también ha sentido, como el fundador de los franciscanos, la llamada a reconstruir la Iglesia. 

 Inicia la reconstrucción desde la humildad. Inició sus palabras con un saludo muy cordial: . "Buenas tardes, ¿cómo están?"  "Mis hermanos cardenales han venido a buscar un obispo de Roma casi al final del mundo. Agradezco la confianza y el amor de la comunidad de Roma a su obispo. Gracias". Acto seguido, invitó a los presentes, en la Plaza de San Pedro, al silencio y a la oración: primero por el Papa emérito, Benedicto XVI, “os pido una oración para el papa emérito Benedicto XVI, que el Señor lo bendiga y la virgen le proteja". Un rotundo aplauso recorrió toda la plaza. La plaza rezó un Padrenuestro, un Avemaría y un gloria. Lágrimas de emoción, de sorpresa, de agradecimiento. Un Papa con la imagen de Juan XXIII, con una cruz de hierro en el pecho.

        Pasó al mensaje central: "En primer lugar -apuntó Francisco - "Comenzamos este camino, obispos y pueblo, un camino de la Iglesia de Roma, que es la que preside en la caridad a toda la Iglesia. Recemos siempre los unos por los otros. Por todo el mundo. Porque sea una gran hermandad. Que este camino de Iglesia que hoy comenzamos y en el que me ayudará mi cardenal vicario, aquí presente, sea fructuoso para la evangelización". Manifestó, así, que el mejor título es el de Obispo de Roma, sucesor del Apóstol Pedro y que ha de presidir en la caridad, la comunión de la Iglesia Universal. Y en nombre de Francisco puede, también, hacer referencia a San Francisco Javier, gran misionero jesuita y por lo tanto evangelizador. Francisco, por un lado pobreza, evangelio sin modificaciones y evangelizador y misionero.

        Acabó su intervención pidiendo que los unos recemos por los otros y manifestando, de forma nueva y “revolucionaria” que en vez de bendecir el Papa, hoy, al pueblo, sea el Pueblo, a quien ha de servir, quien bendiga a su servidor: "Os pido un favor. En lugar de que el obispo bendiga al pueblo, quiero que la plegaria del pueblo pida la bendición para su obispo", y el pueblo rompió a llorar y a aplaudir. Tras el rezo y la bendición, Bergoglio, ya para siempre Papa Francisco  volvió a pedir a los fieles "rezad por mí y nos veremos pronto. Mañana iré a rezar a la Virgen para que custodie a toda Roma. Buenas noches y buen reposo".

        Mi primera reacción es de acción de gracias, el Espíritu Santo no abandona a la Iglesia, en este momento aparece como más evidente, los cardenales han abierto su corazón y han escogido a uno que nos puede ayudar y mucho. Dar las gracias al cardenal Bergoglio por su aceptación, será una pesada carga para su vida y finalmente, hoy,  más familia que nunca, recemos por él, nos lo ha pedido y recemos por todos los creyentes y por todos los hermanos que viven en el mundo.


No hay comentarios: