miércoles, 22 de agosto de 2012

XXI Domingo del Tiempo Ordinario


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PRIMERA LECTURA

LECTURA DEL LIBRO DE JOSUÉ 24, 1-2a.15-17.18b

 

En aquellos días, Josué reunió a todas las tribus de Israel en Siquén y llamó a los ancianos, a los jefes, a los jueces, a los magistrados para que se presentasen ante Dios. Josué dijo a todo el pueblo:

-- Si no os parece bien servir al Señor escoged a quien servir: a los dioses de los amorreos, en cuyo país habitáis. Yo y mi casa serviremos al Señor.

El pueblo respondió:

--¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a dioses extranjeros! El Señor es nuestro Dios; él nos sacó a nosotros y a nuestros padres de Egipto, de la esclavitud; él hizo a vuestra vista grandes signos, nos protegió en el camino que recorrimos y entre los pueblos por donde cruzamos. También nosotros serviremos al Señor: ¡Es nuestro Dios! 

 

SALMO RESPONSORIAL

SALMO 33

 

GUSTAD Y VED QUÉ BUENO ES EL SEÑOR.

 

Bendigo al Señor en todo momento,

tu alabanza está siempre en mi boca;

mi alma se gloria en el Señor:

que los humildes lo escuchen y se alegren.

 

Los ojos del Señor miran a los justos;

sus oídos escuchan sus gritos;

pero el Señor se enfrenta con los malhechores,

para borrar de la tierra su memoria.

 

Cuando uno grita, el Señor lo escucha

y los libra de sus angustias;

el Señor está cerca de los atribulados,

salva a los abatidos.

 

Aunque el justo sufra muchos males,

de todos lo libra el Señor;

el cuida de todos los huesos,

y ni uno solo se quebrará.

 

La maldad da muerte al malvado,

y los que odian al justo serán castigados.

El Señor redime a sus siervos,

no será castigado quien se acoge a él. 

 

SEGUNDA LECTURA

LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS EFESIOS 5, 21-32

 

Hermanos:

Sed sumisos unos a otros con respeto cristiano. Las mujeres, que se sometan a sus maridos como al Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia; él, que es el salvador del cuerpo. Pues como la Iglesia se somete a Cristo, así también las mujeres a sus mandos en todo.

Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a su Iglesia. Él se entregó a sí mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el baño del agua y la palabra, y para colocarla ante sí, gloriosa, La Iglesia sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como cuerpos suyos que son. Amar a su mujer es amarse a sí mismo. Pues nadie jamás ha odiado su propia carne, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. "Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne." Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.

 

ALELUYA Jn 6, 64b.69b

 

Tus palabras, Señor, son espíritu y vida. Tú tienes palabras de vida eterna. 

 

EVANGELIO

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 6, 60- 69

 

En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron:

-- Este modo de hablar es inaceptable, ¿quién puede hacerle caso?

Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo:

-- ¿Esto os hace vacilar, y si vierais al Hijo del Hombre subir adonde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen.

Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo:

-- Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede.

Desde entonces muchos discípulos se echaron atrás y no volvieron a ir con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce:

-- ¿También vosotros queréis marcharos?

Simón Pedro le contestó:

-- Señor, ¿a quien vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos. Y sabemos que eres el Santo consagrado por Dios.

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