viernes, 25 de mayo de 2012

Espíritu Santo.




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Espíritu santo



           

Con la venida del Espíritu Santo empieza la verdadera historia de la Comunidad de los   seguidores de Cristo.   Cristo ha  posibilitado llenar

nuestro Espíritu del genuino espíritu del hombre: el Espíritu divido, el Espíritu del Padre que el pecado vació y relleno con otros espíritus pequeñitos, egoístas que todavía acaparan muchos corazones y que están ocasionando serios problemas a la convivencia y la fraternidad, lo palpamos cada día: hambre, guerras, desigualdades, injusticias, desprecio del hermano, el hermano como mercancía, armas,… plasmados en unos     números, las     estadísticas     que lo   dicen   todo   y   no    dicen absolutamente nada del latido de los corazones. Jesús con su muerte en cruz vació del contenido egocéntrico el corazón de los hermanos; no todos lo han aceptado, “pero a quienes lo han aceptado le ha dado la posibilidad de proclamar, Padre”, dirigiéndose a Dios.



Aunque no nos demos cuenta, en creyentes y no creyentes, el Espíritu de Dios está bien presente a través de la generosidad, de la fraternidad, de la investigación y la ciencia, de la concordia, de la bondad y la paz, de la solidaridad y defensa del otro, de la verdad, de la fortaleza de muchas vidas que no se derrumban ante situaciones muy complicadas, el buen consejo para ayudar a clarificar situaciones y despertar personas; el amor a Dios a través de la oración, la aceptación y vivencia de sus palabras,… Si tenemos un poco los ojos abiertos veremos y gozaremos con la actividad que el Espíritu Santo realiza en nosotros y entre nosotros.

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