LO MÁS IMPORTANTE
ES ESCUCHAR A JESÚS
Jesús no se para, camina decidido a Jerusalén, no se hace el remolón, ni
se instala: siempre caminando, reponiendo fuerzas en casa de amigos o
conocidos, hoy toca Betánia un pequeño pueblo cercano a la Capital, llama a la
puerta de unos amigos y las dos hermanas les acogen (se supone que a Jesús y
sus discípulos) con dinámicas diferentes: Marta, la mayor, quiere agasajar a
los recién llegados con una comida; María, la más joven, lo hace, escuchando,
sentada a los pies de Jesús. Es una actitud sorprendente la de María, se aleja
de lo normal en su tiempo y sociedad; debería
ocuparse de las cosas de la casa y la cocina y no ocupar la plaza de
discípulo, actitud propia de los varones.
El
viernes pasado, en la contraportada de la Vanguardia se escribía a toda página:
“Las monjas budistas ya no son analfabetas, están doctoradas”. También nosotros
durante algún siglo hemos mantenido el analfabetismo bíblico entre los laicos y
entre las religiosas, se prohibió leer la Biblia y sí conocer muchas
jaculatorias, oraciones prefabricadas que a veces no se acababa de descubrir el
sentido. Todo cambió para todos con el Concilio Vaticano II, especialmente con
la Constitución Dogmática sobre la Divina Revelación, también conocida como
“Dei Verbum” y EL Decreto sobre el Apostolado de los Laicos, donde la Sagrada
Escritura es encumbrada al lugar que le corresponde en la formación y misión de
todos los miembros de la Iglesia.
Marta
atosigada y cansada pide a Jesús que ordene a su hermana realizar las tareas
que le son propias y han de compartir. “Señor dile a mi hermana que me eche una
mano.”
La respuesta de Jesús es sorpresiva: “Marta, Marta andas inquieta y
nerviosa por tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor
parte y no se la quitarán.”
Jesús no critica el servicio que
realiza Marta, sabe que es necesario y que más tarde o temprano tendrán que
comer. Sí le dice que lo que hace, aunque sea para el bien del otro no le puede
hacer perder la paz. Tanto nervio, tanto ajetreo, tanta esclavitud hacia las
cosas no es necesario. Lo importante es la escucha de la palabra de Dios; ha de
ser prioritario para todos: hombres y mujeres. Jesús rompe con la exclusividad
del discipulado para los hombres, las mujeres también. Marta lo está haciendo
bien.
Este
toque de atención de Jesús, nos hace ver que hemos de dedicar más tiempo, un
tiempo importante de nuestra vida, a
ejemplo de María, a escuchar y saborear la Palabra de Jesús que encontramos en
el Evangelio ¡Que esto es lo más importante y necesario para la vida de una
persona!
Al
aprobarse la Dei Verbum y el Decreto sobre los laicos, la Iglesia de Barcelona
ha realizado unos esfuerzos enormes para dar a conocer la Biblia y posibilitar
a todos su amor y conocimiento de la Palabra de Dios, las parroquias han sido
lugar de llamada. Llamada no siempre correspondida, siempre hay escusas: “No
tengo tiempo”; “no sé leer”, “seré un estorbo en el grupo”, etc. ¿Son estas las
razones principales, sinceramente, o es
el temor a reunirme y dialogar y rezar con los otros de una manera más
personal, saliendo del anonimato?
Pensemos:
Si el Señor nos ha reunido en Iglesia, en grupo, es para compartir y mutuamente
ayudarnos a conocer a Jesucristo en profundidad. ¿No creéis que mientras no
demos este paso nuestra iglesia quedará paralizada?
El
próximo año, volveremos a hacer la convocatoria, meditemos hoy la importancia
que da Jesús al trabajo y dedicación al Evangelio en las comunidades, y,
también, a la oración. Os animo a dejar la vergüenza a un lado y toda clase de
escusas, ¡Jesús nos las tumbará rápidament!
No hay comentarios:
Publicar un comentario