CÓMO SEGUIR A JESÚS
Jesús
camina decidido a Jerusalén. Mientras van de camino, se le acerca un
desconocido. Se expresa como persona entusiasmada: ”Te seguiré adonde vayas”.
Antes que nada, Jesús le hace ver que la relación con Él ha de ser gratuita,
que no espere de él seguridad, ventajas ni bienestar. Él mismo “no tiene dónde
reclinar su cabeza”. No tiene casa, come lo que le ofrecen, duerme donde puede.
Esta
aportación de Jesús, y las que siguen nos plantea algunas cuestiones que nos orienta en la pregunta:
¿Cómo seguirá Jesús? Veamos:
1.- Por un lado la
gratuidad que nos cuesta de aceptar, como al hermano mayor de la Parábola del
Hijo Pródigo “reclamamos” un cierto beneficio por haber cumplido durante toda
la vida. Esto se produce imposibilita una relación limpia con Jesús y una
aceptación del diferente.
2.- Es posible que el gran
obstáculo que nos impide hoy a muchos cristianos seguir de verdad a Jesús es el
bienestar en el que vivimos instalados. Nos da miedo tomarle en serio porque
sabemos que nos exigiría vivir de manera más generosa y solidaria. Somos
esclavos de nuestro pequeño bienestar. Tal vez, la crisis económica nos puede
hacer más humanos y más cristianos.
Jesús
utiliza el ejemplo de otras personas ante el deseo manifestado de seguirle, así
ante la demanda de otra persona que le dice a Jesús que le deje ir a enterrar a
su padre antes de seguirlo. Jesús le responde con un juego de palabras
provocativo y enigmático: “Deja que los muertos entierren a sus muertos, tú
vete a anunciar el reino de Dios”. Estas palabras desconcertantes cuestionan
nuestro estilo convencional de vivir.
3.- Somos llamados a
ensanchar el horizonte en el que nos movemos. La familia no lo es todo. Hay
algo más importante. Si nos decidimos a seguir a Jesús, hemos de pensar también
en la familia humana: nadie debería vivir sin hogar, sin patria, sin papeles,
sin derechos, sin comida. Todos podemos hacer algo más por un mundo más justo y
fraterno. Esta misión nos la señala Jesús cuando en Mt. 23 nos remarca “tengo
hambre, sed, estoy desnudo, sólo o enfermo” y espera solidaridad, ayuda,
visita. Espera una vida de servicio y amor.
Nos
hace otra llamada ante la manifestación de otra persona: está dispuesta a
seguirlo, pero antes se quiere despedir de su familia. Jesús le sorprende con
estas palabras: “El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para
el reino de Dios”.
4.- Jesús, nos clarifica
la opción, colaborar en el proyecto de Jesús exige dedicación total, mirar
hacia adelante sin distraernos, caminar hacia el futuro sin encerrarnos en el
pasado. No hacer como el pueblo hebreo que una vez liberado de Egipto soñaba y
deseaba las ollas (la comida) de Egipto. Le importaba más el comer que la
libertad conseguida, desde esta perspectiva desprecian a Dios y empiezan a
buscar ídolos que les satisfagan sus intereses.
Recientemente,
el Papa Francisco nos ha advertido de algo que está pasando hoy en la Iglesia:
“ Tenemos miedo a que Dios nos lleve por caminos nuevos, sacándonos de nuestros
horizontes, con frecuencia limitados, cerrados y egoístas, para abrirnos a los
suyos.
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